Algo que siempre digo es que no es lo mismo calentar que estirar.

Aunque los ejercicios, pueden ser los mismos porque se dirigen a los mismos grupos musculares, pero la intención y la ejecución es diferente.

¿Cuál es la diferencia entre calentar y estirar? Lo que cambia es el objetivo y por tanto la manera de realizarlos es completamente distinta. Para entenderlo debemos saber primero qué estamos buscando en cada una de estas actividades.

Normalmente empezamos a hacer ejercicio después de muchas horas de inactividad en las que el cuerpo está muy parado, ya sea al despertarnos por la mañana o después de 8 horas sentados en una silla de trabajo. No podemos empezar a estirar así sin más, el cuerpo necesita despertarse y que se active el retorno venoso.

Por eso en el calentamiento haremos estiramientos dinámicos, es decir, son en realidad movimientos, en los que pasamos de una postura a otra con cada respiración. No buscamos alcanzar la máxima elongación de nuestros músculos, sino que éstos recuperen su rango de movimiento.

El calentamiento dinámico consiste en una activación que te prepara para el incremento de temperatura interna, mejorando el rango de movimiento e impulsando el flujo sanguíneo a los grandes músculos de los que dependerás mientras entrenas, como glúteos, cuádriceps e isquiotibiales. Esto te permitirá no solo entrenar a mayor velocidad, sino evitar en gran medida las lesiones.

Por tanto, el calentamiento sirve para mejorar el movimiento articular y aumentar la flexibilidad muscular preparando nuestra musculatura, así como el resto de los tejidos que la envuelven, para el ejercicio físico y la posterior recuperación.

Psicológicamente, también es un momento para pensar en lo que voy a hacer, dejar atrás las preocupaciones del día y conectar con nuestra respiración.

En el estiramiento, sin embargo, buscamos enfriar al músculo, favoreciendo la circulación y por tanto la llegada de oxígeno al músculo después del entrenamiento. De esta manera, tratamos de evitar acortamiento muscular y mejorar así nuestro rendimiento.

Sobre esto también hay muchas opiniones, pero en mis 16 años de experiencia, he comprobado cómo mi cuerpo se queda muchísimo mejor cuando estiro después de entrenar que cuando no lo hago, y esto me ha ayudado a evitar también muchas lesiones.

Aquí sí tratamos de buscar la máxima elongación de los músculos y por tanto mantenemos una posición durante al menos 15 segundos para intentar progresivamente buscar esa máxima elongación. Si puedes darte un poco más de tiempo, perfecto, pero esto es lo mínimo para que el músculo llegue a estirar.

La sensación durante el estiramiento ha de ser aquella en la que molesta un poco, pero no llega a doler. Y trataremos de hacerlo progresivo, es decir, sin rebotar, de manera continua, pero aprovechando cada respiración para hacer el estiramiento un poquito más largo.

Coges aire, relajas, y al soltar, estiras un poquito más. Así, además, los estiramientos contribuirán a bajar tu ritmo cardiaco y terminar con una sensación más placentera después del ejercicio.

Al igual que es bueno saber cuá es la diferencia entre calentar y estirar, el cuidado de la piel posterior al entrenamiento es muy importante y más cuando haces mucho deporte, ya que te obliga a tomar varias duchas al día. Hay dos fases muy importantes. Por un lado, está el gel que utilizas, ya que ha de ser lo más adecuado a tus necesidades posible….

Por ejemplo, yo he añadido los Boosters SkinCare Energizante y Calmante a mi Gel de Baño con su efecto reparador ante la actividad diaria y por otro para terminar, utilizo la loción corporal después de la ducha en el que añado los Boosters SkinCare Hidratante y Detox para dejar la piel perfecta.

¡No te olvides, antes y después de cualquier entrenamiento dedica un rato a adaptar tu cuerpo y este te lo agradecerá!

¡El progreso en la vida, está en los pequeños detalles!